Aquel día, mientras las gotas delicadas y transparentes rozaban mi rostro y se deslizaban sinuosamente por la linea de mi nazir y la naturaleza me regalaba la mejor de sus fragancias, me di cuenta de que en las cosas insignificantes y sencillas está la verdadera belleza, que no es necesario irse al mejor de los lugares para poder disfrutar de esa belleza, solo basta darle la importancia necesaria a cada una de las cosas que pasan desapercibidas, que tímidas solo nos muestran una parte de ellas esperando que seamos nosotros aquellos que saquen de ella su esencia, el jugo que hace que cada planta, cada gota, cada suspiro, sea diferente y especial...Y es que esa tarde era diferente a todas las demás, esa tarde sentía que cada gota tímida que caía sobre mi, guardaba un secreto y estaban dispuestas a desvelármelo, y fue por eso, que retiré la capucha de mi cabeza y tomé el camino más largo para llegar a mi casa, dejando que cada pequeña gota de lluvia formara parte de mi en ese momento, que juntas, formásemos una en el desenlace en el que solo estábamos invitadas nosotras, no se podía repetir el momento, así que las gotas de lluvia, eligieron ese instante para desvelarme el secreto, y no fue difícil averiguar ese secreto que tanto tiempo había permanecido escondido, apartado en un lugar paralelo..
Sería fácil desvelar el secreto, pero igual que yo tuve mi momento, cada uno de vosotros tiene el suyo, solo hay que esperar a recibir la invitación a ese desenlace en el que solo se puede acudir una vez...
La vida no es esperar a que pase la tormenta, sino a aprender a bailar sobre la lluvia...
aghr :)
ResponderEliminarBú :)
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