domingo, 4 de noviembre de 2012

Medias naranjas, personas enteras.

Qué manía tiene la sociedad en liar las cosas, y en poner nombres diferentes a las cosas que ya lo tienen.
Por qué hay que buscarle los tres pies al gato, si todos sabemos que tiene cuatro, por qué ser raro implica ser un perro verde, o por qué cuando es hora de irse a casa cada mochuelo se va a su olivo. Me parece ridículo. Pero más ridículo es que me compraren con una naranja, qué manía con ser todos medias naranjas buscando nuestra otra mitad, ¿qué tontería es esa? ¿Os imagináis todos vestidos de medias naranjas chocándonos unos con otros o intentando encajar? Prefiero no hacerlo. 
No me considero media naranja y mucho menos considero que tengamos que buscar a la otra media y que esa media encaje en su totalidad. Me cansan los estereotipos y de que por ser de un estilo u otro te tenga que gustar todo lo relacionado a ello. No, me niego. Llamadme escéptica, rara o idiota, pero prefiero pensar que somos personas, simplemente, que accidentalmente o no encontramos a otra persona, y la mayoría de las veces totalmente contraria a nosotros.
Yo las naranjas me las como, a las personas, por el momento, no. 





2 comentarios: